Columna editorial del Lic. Francisco Rea Signoret, Director General de la Revista Tapatíos. Martes 18 de marzo de 2025.

ALTER MATERIA

Parte XIV

Continuando con la secuencia de reflexiones sobre la relación de la razón con la realidad, debemos mencionar el hecho de que, de repente, nos cuestionamos si la realidad es una consecuencia o es una intención, es un concepto o es una expresión, y si fuera el caso de ser una intención y un concepto que está siendo develado, entonces, cuándo se manifiesta como percepción y cuándo se conecta con la vibración esencial y se presenta como pensamiento o como imagen. Estos cuestionamientos nos llevan a que haya respuestas que llevan en sí a un poco de todo; es decir, que el ser integra de forma exponencial todos los elementos. Por esa razón, los hechos se dan como tal, se manifiestan, pero, aunque son intenciones materializables, no siempre se logra que estos se plasmen en el holograma y quedan inconclusos, existentes, pero no concluidos. Por otro lado, esas intenciones de pronto se desarrollan y buscan una conclusión en el futuro y se diluyen en el presente continuo, quedando sin trascendencia el acto mismo, y estos dos elementos logran un impacto en el instante vital y mueven el tiempo, siendo contundentes y claros. Al lograr esa contundencia marcan una pauta y dan inicio a una nueva cuestión que encamina a una respuesta, emergiendo síntesis del hecho en el futuro, y esa síntesis pueden trascender o no, y por eso son plenas o propositivas. Las segundas son aquellas que en su respuesta generan más cuestionamientos relevantes. Esa dinámica está en el ámbito de la razón, pero, no necesariamente trasciende a la realidad, lo cual sucede porque no se proyectan en el holograma. Como lo comentamos anteriormente, la conexión con el holograma no es unívoca, es múltiple y atemporal, y el efecto se manifiesta de forma caprichosa; por ello, cuando queremos transformarlo debemos atender a diferenciar la categoría del concepto que está transitando entre la razón y la realidad.

De ahí que comentamos que existía una categoría magnificente que está inmersa en este proceso, que es la verdad, y nos damos cuenta de que esta categoría evoca la capacidad de conectar el concepto nominal y su identificación con la realidad porque los hechos que la componen son ciertos frente al fenómeno que se plasma en el holograma. Entonces, la verdad, además, es un vínculo conectivo positivo; es decir, que en la verdad no habrá una negación como tal, siempre será una negación de la negación o una afirmación tautológica. No se puede concebir una realidad inexistente cuando esta es producto de la verdad, y si bien es cierto que hay realidades residuales, el fundamento de la realidad preponderante será la verdad, sin calificativos éticos ni morales, sólo lógicos. Una realidad preponderante trascendente está plagada de conceptos que tienen como consecuencia la verdad, la cual, a su vez, logra compactar la voluntad y la intención, y así, permite que emane la imagen del holograma.

Sin embargo, hay muchas manifestaciones de la verdad en diferentes planos. En los metauniversos la verdad se somete al fenómeno de la distorsión, de la imprecisión, a la pérdida de certeza en las manifestaciones no físicas. Quizás sea porque la verdad necesita no solo de aceptación y congruencia, sino también de la sensación, y esa necesidad ahora más que nunca se multiplica porque está la existencia misma inmersa en la Alter Materia; o sea, que cuando se genera el concepto no lo hace solo, sino que va cargado de valores, de proposiciones y de factores de certeza. La verdad filtra la exposición del concepto y, por ende, de la expresión en la realidad preponderante. Es curioso cómo se da el fenómeno de producir conceptos que están cargados de valores éticos y morales y sus efectos son todo lo contrario y sus plasmaciones sensoriales son diferentes a lo esperado.

La Alter Materia procesa este fenómeno integrado de valores sociales, intuitivos, percibidos de forma a priori y construidos en el mundo epistémico, influidos por las vibraciones externas que están deambulando en el espacio, y el producto de esta condición es una sentencia definitiva sin contar con las pruebas, sin contar con la validación estructural, solo con la fuerza de la inmediatez y de la energía vital.

Por consiguiente, la verdad depende de otros elementos para existir; o es eterna e inmutable, o es la expresión misma de la energía primaria y universal. No estamos ciertos; aun así, podemos ver que es un motor vital, diferente, único, potente e irreductible.

CONTINUARÁ